Esta ciudad romana del siglo II a.C. está situada en la provincia de Cádiz, junto a la playa de Bolonia, y dentro del Parque Natural del Estrecho. Su origen y su gran crecimiento posterior están íntimamente ligados al desarrollo de la industria del salazón y al comercio con el norte de África, constituyendo un puerto de unión con la actual ciudad de Tánger. Destaca la gran producción del garum, muy apreciado en el mundo romano.
Su máximo desarrollo se produce en la primera mitad del siglo II d.C., con la construcción del foro, edificios lúdicos como el teatro y un gran complejo salazonero (llegó a tener 2000 habitantes). Es en este período cuando Baelo recibe el apelativo de Claudia, convirtiéndose en municipio romano.
A partir de mediados del siglo II d.C. comienza su declive, posiblemente favorecido por el terremoto que destruyó la ciudad en el siglo III d.C., siendo finalmente abandonada en el siglo VII d.C.
Visitar Baelo Claudia nos permite conocer de primera mano el urbanismo romano y la vida en una ciudad durante el Imperio Romano.
Más información: Baelo Claudia
Tiene su origen en el siglo X, en la época del califa Abd al-Rahman III, que lo construyó en el 913 sobre un antiguo asentamiento romano y visigodo. Más tarde, concretamente en el siglo XI, el rey taifa Al-Mutamid lo amplía y crea un nuevo palacio. En el centro de su palacio sitúa el salón denominado "at-Turayya", donde se encuentra hoy en día el Salón de Embajadores. En la época almohade se construye otro palacio sobre el primitivo del siglo X, conocido como del Yeso, cuyos restos aún se conservan.
En el siglo XIII (1254) el rey Alfonso X el Sabio construye su palacio en estilo gótico sobre parte de los anteriores.
En el siglo XIV el rey Alfonso XI ordena construir la sala de Justicia para conmemorar la victoria en la batalla del Salado. Entre 1364 y 1366 Pedro I el Cruel construye el palacio mudéjar, para lo que contrata a alarifes y carpinteros de origen musulmán. De esta época tenemos bellos ejemplos como el Patio de las Doncellas y el Patio de las Muñecas.
El siglo XVI supone la mejora y el enriquecimiento del Alcazar con la construcción del Palacio Alto, gracias al oro de América. En el siglo XVII se construye el apeadero y el zaguán, se levantan las caballerizas del Callejón del Agua, el Patio de la Montería y se remodelan los jardines.
El Alcazar fue residencia real durante cuatro años en la primera etapa borbónica. En 1755 se vio muy afectado por el terremoto de Lisboa, realizándose diversas obras, unas con mayor fortuna que otras.
En el siglo XIX fue residencia de los Duques de Montpensier.
En 1931 la titularidad pasa a manos del Ayuntamiento, estableciéndose en 1988 un acuerdo por el cual las estancias del Cuarto Real Alto pasan a ser la residencia privada de la familia real durante sus visitas a la ciudad, convirtiéndose de esta forma en el Palacio Real más antiguo de Europa en activo.
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